Los quintos y quintas de Íscar posiblemente ya tenían sus pañuelos bordados para la festividad. No podrán presentarlo ante su patrona para su bendición el 13 de Mayo, pero seguro que tendrán ocasión de hacerlo.
Una vez más en homenaje a nuestra Patrona, Santa María de los Mártires y a sus quintos y quintas de 2020, te compartimos una breve reseña sobre la tradición de los pañuelos blancos bordados de los quintos y esta maravillosa obra de artesanía que atesoran todos los hogares iscarienses.
Ya ha sido analizada la conocida tradición de las enramadas en la portada de la Iglesia para la festividad de los Mártires. Parece clara su herencia y conexión con las fiestas del Corpus Christi y el homenaje que había de rendirse a la madre en la primavera, a la Virgen.
A todos esos aderezos y elementos ornamentales de la calle, tan característicos en Íscar; pino, chopo, naranjas, flores, retamas, se les debe añadir la maravilla artesanal de la vistosidad de los “pañuelos bordados de quintos y quintas” de Íscar.
Por devoción y ante la necesidad de demostración pública de pertenencia a un colectivo, como es el de aquella “quinta” convocada a reemplazo, los jóvenes portaban sobre los hombros, anudado al cuello, un bonito pañuelo blanco de seda bordado a mano.
El pañuelo era un símbolo de respeto a la Patrona de Íscar, Santa María de los Mártires, simbolizando y solicitando de ella su amparo bajo su manto. A la vez representaba ser un amuleto elaborado como pieza de artesanía de mano de las mujeres de las familias en honor a sus quintos. La madre, la hermana, la novia o prometida eran las encargadas de bordar dichas ofrendas con bonitos colores primaverales y con la genuina técnica del “bordado español”.
Representaban también el compromiso justamente de las prometidas, que esperarían a sus quintos en la ausencia de su servicio militar, con un claro mensaje de unión.
Para poder elaborar un bonito pañuelo, la clave residía no solo en la habilidad de las bordadoras, sino también en los ingredientes protagonistas; el tejido y el hilo. En función de las posibilidades familiares y de la situación económica del país en cada momento, el tipo de tejido más habitual era un tafetán de seda, (o sin más remedio de imitación) el ligamento o tipo de estructura textil más simple de los tejidos. Posteriormente para poder dar mayor cuerpo al bordado y lograr soportar mucho mejor los diseños, se hizo necesario utilizar el crespón, una forma más resistente de crear un tejido en el telar. La palabra crespón viene del latín crespo, que significa ensortijado, rizado, pues se trata de un tafetán de seda con los hilos de urdimbre y de trama muy torsionados.
Para entender el bordado español debemos recordar el originario de China y los famosos mantones (de Manila) y chales. En oriente se elaboraban piezas con exuberante riqueza de detalles, formas y colores. La técnica empleada era y es la denominada “bordado erudito al matiz” y que tras una larga adaptación y aprendizaje en nuestras tierras, ha quedado más que instaurada en nuestra cultura y artesanía, con la evidente retroalimentación de las técnicas y conocimientos autóctonos de cada zona.
De China a Filipinas, a España, a Sevilla y de ahí a todas nuestras regiones y ciudades. La técnica del “bordado al matiz” viajó para quedarse, y en Íscar, en entre otras ya empleadas de forma primitiva antes de descubrir las colonias, fue la técnica más utilizada para bordar, la denominada “matizado” o “matizao” (localismo).
Los pañuelos de quintos y quintas (como ya se ha mencionado desde su incorporación en 1982), elaborados a mano, se bordaban y se bordan con bastidor. Los motivos se van cubriendo por puntadas o bandas estrechas para ir cubriendo los diferentes motivos e intentado dar efecto de brillo y movimiento. La degradación de tonos se logra al usar hilos de seda de hebra lasa sin torsión llamada “seda flor” y generalmente las madejas llegan (más antes que ahora, según nos cuentan las bordadoras actuales) ya con dos tonalidades para ir aportando tonos inferiores o superiores al anterior bordado.
La técnica también es conocida por esas variaciones de tonos, como “pintura a la aguja”.
Las puntadas deben quedar bien unidas y aportar una sensación de brillo como si de una pintura se tratara. La puntada va ligeramente inclinada, y se emplean principalmente el punto de pasada, el de tallo y el de arenilla.
En Íscar, pudieron existir pañuelos bordados tan antiguos como la primera celebración de la procesión en 1929, ya que así los quintos eran claramente y con orgullo identificados por todos sus convecinos, como los “quintos de ese año”.
Los colores, motivos y técnicas se mantienen muy presentes en la actualidad. Se elaboran con un bordado no “erudito”, pero si llamado “bordado popular”, con la misma heredada y mencionada técnica del matizado, no carente de gran dificultad, dedicación y vistosidad.
La pericia, entrega y dedicación de nuestras bordadoras locales, tanto las bordadoras a mano como las que actualmente también bordan a máquina, junto con las que decidieron pintar sobre la tela, como nuestra pintora local Libia Lobejón, ha contribuido a dejar para la historia una estela de grandes obras de artesanía presentes en cada familia iscariense.
Pañuelos blancos de seda con motivos florales de vivos colores, o bien con el retrato bordado del propio rostro y cuerpo de la Santa, se guardan como herencia familiar, que nos recuerdan la mayoría de edad de nuestros quintos y quintas, que danzaron por la calle Real de Íscar bajo la protección y el manto de su patrona, Santa María de los Mártires.
Los pañuelos de nuestros quintos y quintas volverán a lucir por las calles de Íscar.
Comparte tu pañuelo con nosotros. Puedes enviarnos la foto de tu pañuelo bordado, e incluso la autoría e historia del mismo. Puedes escribirnos a turismo@villadeiscar.es y además puedes sumarte a la petición de los quintos de 2020, de poner un pañuelo en tu ventana para sumarte a su festividad en honor a la Patrona de Íscar, Santa María de los Mártires.
FOTOS ENVIADAS POR NUESTROS ISCARIENSES DE SUS PAÑUELOS DE QUINT@S
OS COMPARTIMOS SUS HISTORIAS:
MARTA
Este año mi hijo tenía que haber sido Quinto, no puede ser… todavía, pero sí tiene el pañuelo que su abuela (mi madre) bordó para él, al igual que lo hizo para mí y para mi hermano y lo ha hecho para mi hija también aunque aún queda tiempo. Marta.
RAQUEL TURIEL
El pañuelo fue bordado por una mujer que se llamaba Concha (bordadora en Íscar). Aparece la Virgen de los Mártires y las iniciales de mi abuela “Irene García”, en aquellos años y cumpliendo con la tradición fue quién regaló el pañuelo a mi abuelo “Bernabé Velasco” para que entrara en quinta en el año 1946.
Unos 63 años después, yo, “Raquel Turiel Velasco” entré en quinta con ese mismo pañuelo añadiendo al bordado mis iniciales “R, T” y el año 2009.
Además de lo que entrar en quinta significa para los jóvenes de Íscar, para mí, tuvo un valor añadido el poder lucir, en muy buenas condiciones, el mismo pañuelo con el que entró mi abuelo en quinta 63 años antes.
HENAR
La foto de nuestro pañuelo, recién salido del horno, que aún no ha tenido oportunidad de marcar historia, puesto que pertenece a una quinta del 2020 y tendrá que esperar para poder lucirle. Es una lástima esta situación que se está viviendo, pero estamos seguros de que la espera merecerá la pena y se podrá celebrar por todo lo alto.
PALOMA
Pañuelos de toda una generación, de padres a hijos; de las mejores manos en elaboración de los mismos, pura artesanía a bastidor y cada uno de ellos únicos por Mártires Pérez Gutiérrez, sin duda delicadeza, calidad y cariño en cada uno de ellos. Es la mejor!
CARMEN
Les envío unos cuantos pañuelos bordados por Luisa Catalina Rico, . Tenemos especial cariño por esta fiesta, como todo los iscarienses, pero para nosotros es aún más especial por el lío que había en casa meses antes de la fiesta que venían los quintos a elegir sus pañuelos y después a recogerlos.
El día de la Virgen lo vivimos con mucho orgullo por nuestra madre y ver ese día a los quintos con los pañuelos hechos por ella. Muchas gracias por hacer visible esta fiesta que este año vamos a celebrar de una forma muy diferente.
Mi madre empezó a coser con su tía Rufina y Claudia que eran las maestras. En su casa, que estaba en la calle Mariemma, iban muchas chicas del pueblo, la más joven mi madre con 12 años. Algunas chicas de las que iban son Mari, la mujer de José (chova), Pili Aceves ( mujer de José Luis laguna), Isabel la burrera ( que a día de hoy les sigue haciendo), Carmina la de los pinos, Mª Jesus ,dueña del Felu en Arrabal, Bea la mujer de Juan Molina entre muchas otras. Todas bordeaban a mano con bastidor y mi tía Claudia enseñó a mi madre a coser a máquina que es cómo hace ella los pañuelos.
NEREA
La historia de este pañuelo empezó como la de muchos otros, con dos personas llenas de ilusión por sacar a la Virgen de los Mártires junto a sus compañeros de quinta. Lo único diferente en la historia de este pañuelo es que los acontecimientos sucedieron en años muy lejanos.
Hace dos años que fui quinta y yo decidí llevar el pañuelo de quinto de aquella persona que me había inculcado todo el amor y cariño por este pueblo y sus gentes, mi tío Miguel o Sanias o muchos le llamaban era una forma de que él también estuviera presente (aunque no pudiese ser en persona) en ese día tan especial para mi.
Pues desde siempre mi tío Miguel quiso compartir su cariño por este pueblo conmigo y de verdad que lo consiguió, y ahora se lo demuestro regresando siempre que puedo a pisar sus calles recordando todo lo que se ha vivido en ellas y todo lo que esta por vivirse todavía, porque nuestros pañuelos de quintos están llenos de anécdotas de todo tipo que nunca nos cansaremos de relatar. Por eso y por mucho más Que vivan los Quintos! Y Que viva la Virgen de los Mártires!?—Nerea Camarero